HISTORIA


Dirección: Cerro de Monserrate - Estación del funicular
Teléfonos: 283 1643
Bogotá. D.C.

Eucaristías Semana: 1:00 p.m
Domingos y festivos 6:00 a.m 7:00 a.m 9:00 a.m 11:00 a.m y 4:00 p.m


Pero su historia modesta y humilde sólo empezó a cambiar a partir de 1651, cuando el sacerdote secular don Bernardino de Rojas, con licencia del arzobispo fray Cristóbal de Torres, se retiró a llevar vida penitente y de oración en aquellos riscos. A su costa, pero contiguo a la referida ermita, que tenía por título el de Santa María de la Cruz de Monserrate y que dependía de la jurisdicción del cura párroco de Las Nieves, el padre Bernardino construyó "unas casas en forma de convento con cuatro claustros y con ellos 12 celdas". El fin que lo movió a tan amplia y costosa construcción, según lo declaró él mismo:

Tan elevados fines chocaron con las inevitables incomprensiones pro¬pias de la condición humana, y es así como entre don Bernardino de Rojas y don Pedro Solís se produjeron roces que dieron por resultado la indecisión en cuanto a la finalidad específica del monasterio allí construido. El padre Rojas quiso inicialmente, o al menos así lo pensaba en 1653, que "en dicha casa se funde en forma de convento de religiosos de la Tercera Orden de penitencia del patriarca san Francisco, debajo de la Regla que para los tales hizo y concedió la Santidad de León x... "25. Pero también tuvo en mente, y lo llevó al estado notarial, hacer donación a la Compañía de Jesús, lo que molestó a don Pedro Solís y Valenzuela, poco afecto a los jesuitas, y quien en 1670 hizo escritura de donación en favor de los Recoletos de San Agustín, con la condición "de que asista continuamente en la casa de la ermita un padre, y se digan dos misas rezadas o cantadas al año".

Pero los agustinos recoletos, que habitan la ermita y la sirven por espacio de dieciocho años continuos, hacen dejación de la misma en 1685. Cuando quisieron volver, el mismo don Pedro Solís se negó rotundamente a su pretensión, haciendo traspaso de ella a los sacerdotes del clero diocesano. Fallecido el 27 de julio de 1711, su muerte le fue comunicada al que dejaba por patrono de la ermita, don Domingo de la Roche y Labarcés, provisor y vicario general del arzobispado santafereño.

El culto y devoción a la Santísima Virgen en su advocación de Monserrat se fue diluyendo en el curso de aquellos días de lites por el santuario, y la elaboración del santo Cristo caído, cuyo hermoso patetismo invita a la piedad de los fieles, comienza a sentar la tradición que en poco tiempo culminará con el título del Señor de Monserrate. La imagen data de 1657 y su autor es el escultor santafereño Pedro de Lugo, quien por encargo del padre Bernardino de Rojas la esculpió en su propio taller.

De todas maneras es muy cierto que al comenzar el siglo XVIII, la devoción de los santafereños era al Señor caído de Monserrate, cuya piadosa y dolorida imagen era visitada en romerías interminables, siendo objeto de promesas y de cuantiosas dádivas. Diversos sacerdotes diocesanos eran los capellanes del santuario. Al comenzar el siglo XIX fungía este cargo don José Torres Patiño, quien autorizado por el arzobispo vendió a don José Antonio Portocarrero un lote de los que le pertenecía a la ermita, donado por don Pedro Solís y Valenzuela. En él construyó una hermosa quinta, que años más tarde el gobierno de Cundinamarca obsequió al Libertador Simón Bolívar. "La Quinta de Bolívar, como se la llamó desde entonces, tuvo un siglo de vicisitudes, y en 1919, cuando iba a pasar a manos mercenarias, fue comprada por la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, quien la convirtió en el Museo Bolivariano".

La iglesita colonial, que a comienzos del presente siglo era incapaz de albergar tantos peregrinos, fue demolida. El 3 de mayo de 1915, día de la Santa Cruz, se comenzaron los trabajos de demolición y construcción, al cuidado de su capellán, doctor Nacianceno Ocampo.

Con tanta colaboración, la nueva iglesia vino a ser terminada en 1920 y por el flujo ininterrumpido de peregrinos se vio la conveniencia de construir un funicular que, con la asesoría y dirección de técnicos suizos, comenzó a prestar sus servicios desde el mes de agosto de 1929. Con motivo del IV Centenario de la fundación de Bogotá, 1939, se tuvo la feliz idea de iluminar con luz indirecta el santuario de Monserrate, que desde entonces brilla de noche corno "un guía que nos orienta y nos señala el camino de la ciudad". Sobre estas bases imprescindibles continuaron trabajando después los sucesivos capellanes del santuario. Desde 1945 lo fue monseñor Carlos Vargas Umaña, quien mandó construir un acueducto en la cima del cerro, mandó hacer murallas para ampliar los atrios y darle mayor solidez a la edificación, así corno también el arreglo de los caminos que conducen al santuario. Acometió desde abril de 1949 los trabajos de terminación de la obra y a partir de 1952 comenzó los trabajos de decoración. El 12 de mayo de 1955, monseñor Emilio de Brigard consagró la iglesia, en ceremonia solemnísima, dedicándola a la Pasión de Nuestro Señor. Ya por este tiempo estaban para finalizar los trabajos del teleférico que se dio al servicio el 27 de septiembre de 1955, en ceremonia presidida por el señor arzobispo Cardenal Crisanto Luque.
Fuente: Historia de la Arquidiócesis de Bogotá. Luis Carlos MantillaR., O.F.M